miércoles, 27 de diciembre de 2017

un poema que me haga compañía mientras vivo sola

voy a escribir un poema
que me acompañe y me ayude a lavar
que me haga el desayuno y lo traiga a la cama
y me lea un cuento antes de dormir
un poema que diga que no hay peligro
que llore conmigo frente a la pantalla
cuando nada pasa
cuando la poesía se detiene
eso: un poema que siga estando conmigo
cuando la poesía se detiene

jueves, 7 de diciembre de 2017

estoy sentada en el medio del bosque
viendo los insectos que pasan
camino incómoda entre la maleza
descalza porque así parezco
más salvaje
suenan tambores
y hay un lago a lo lejos
de pronto
a mi alrededor se van cayendo
de a una las paredes
que simulaban el paisaje
ahora es de noche y estamos
en una cueva a cinco mil metros
sobre el nivel del mar
no tenemos rostro
encendés un fueguito
se escucha de fondo una gotera
la canilla que quedó perdiendo
hay un riesgo de inundación y no quiero
que el poema nos desborde
capaz hay algo que no tengo que contar
capaz hay algo que no tiene
que despertarse todavía

las chicas del correo


me gustan las chicas del correo
tienen tos
están transpiradas
tienen el pelo atado así nomás
no son como las empleadas del banco
ni las secretarias de los médicos
me gusta el correo
único lugar que todavía usa ventiladores
me gusta el mensajero
que trajo un televisor gigante en la moto
de un desconocido para otro desconocido
me gusta la señora con la remera de aruba
que no se compró en aruba
y el nene vestido de hombre araña
que le cuelga de una teta
me gusta el tipo con las botas de cuero hoy que hace 27°
en Mar del Plata nunca se sabe de dónde sale la gente
me gustan los carteles hechos a mano
hace diez años
que siguen estado
pegados con la misma cinta en la misma pared
diciendo lo mismo
como la escenografía
de una obra de teatro de bajo presupuesto
muy exitosa

destierro

saltábamos la reja de la casa de al lado
y la puerta siempre estaba abierta
entrábamos directo hacia el fondo
ahí me rompí la rodilla una vez
con unos alambres oxidados
coleccionábamos caracoles
en un frasco
la hermana mayor en una pieza
tenía miles de pulseras hermosas
a veces me las prestaba y yo
me sentía mayor
pero prefería jugar con el vecino
un día le di un beso en el cachete
al chico que me gustaba
pero melisa la rubia bailarina
siempre se quedaba con los más lindos
mi recuerdo más encendido de rabia:
el día que me saqué la remera
en la pileta con los varones del barrio
y me quedé con el torso desnudo
mi mamá me escondió en la cocina
¿estaba loca?
¿por qué no podía hacer lo mismo
que el resto de mis amigos?